La casa de la familia Sodder sufrió un trágico incendio en 1945, y lo que en ese momento pareció solo un accidente, acabó con una misteriosa desaparición de 5 de los hermanos que habían estado allí. Cuando el fuego acechó la casa de los Sodder en plenas vísperas de navidad, solamente 4 de los hermanos lograron escapar. A los otros, les aguardó un destino peor. Este incendio fatal terminó convirtiéndose en uno de los mayores misterios sin resolver de Estados Unidos, ya que una vez apagadas las llamas, no se hallaron los cuerpos de los 5 niños que habían estado allí.
El accidente transcurrió en Fayetteville, Virginia Occidental. Allí se encontraba la casa donde vivía la familia Sodder. Luego del incendio, George y Jennie Sodder asumieron que 5 de sus hijos, de entre 5 y 14 años, habían perecido allí. Pero al final resultó que las cosas no eran lo que parecían, ya que ambos se convencieron de que la desaparición de sus hijos fue parte de un plan mafioso, y que seguramente estaban vivos.
Pero si bien el caso está marcado por sucesos extraños y ha inspirado muchas teorías de conspiración, desde el secuestro hasta la participación de la mafia italiana, todavía no se ha resuelto. Hasta el momento en que los Sodder se fueron a dormir, el 24 de diciembre de 1945, había sido una Nochebuena normal en su casa, donde nueve de los diez hijos de George y Jennie, el mayor de ellos en la Segunda Guerra Mundial, jugaban e intercambiaban regalos.
Los niños más pequeños, Martha, Jennie, Betty, Maurice y Louis, pidieron quedarse más tarde de lo habitual para jugar, y su madre estuvo de acuerdo siempre y cuando ayudaran a cuidar las vacas y pollos antes de dormirse. Alrededor de la medianoche, el teléfono comenzó a sonar y la mamá bajó las escaleras para contestar. Una mujer preguntó por alguien cuyo nombre no reconoció, por lo que le respondió que llamó a un número equivocado.
En la planta baja encontró las luces y las cortinas abiertas, con Marion, una de las hermanas mayores, dormida en el sofá. Suponiendo que los niños se habían olvidado de hacer sus tareas y se habían ido directamente a dormir en el ático, ella misma se dirigió a la cama.
A la una de la madrugada, Jennie se despertó de nuevo, esta vez por el sonido de un objeto golpeando el techo de la casa con un fuerte golpe, seguido de un ruido de rodadura. Después de no escuchar nada más, se volvió a dormir.
Pero se despertó de nuevo media hora después por el olor a humo y descubrió que se había producido un incendio en la oficina de George.Ella lo despertó, quien a su vez despertó a sus cuatro hijos mayores, y los seis lograron huir de la casa.
Incapaces de subir las escaleras debido a las llamas, llamaron frenéticamente a los niños, pero no hubo respuesta. Mientras la familia intentaba desesperadamente rescatar a sus hijos, una serie de sucesos extraños convencerían más tarde a los Sodder de que había ocurrido algo mucho más siniestro.
Primero, intentaron llamar al departamento de bomberos, pero encontraron que la línea estaba muerta. Más tarde se descubrió que se había cortado la línea telefónica en la parte superior de su poste de energía, aunque solo una hora y media antes alguien había logrado llamar a la casa de Sodder.
George luego fue a tomar su escalera para bajar a los niños del segundo piso.
Pero la escalera, que normalmente descansaba contra un lado de la casa, no estaba en su lugar habitual ni en ningún otro lugar donde miraban.
Así que decidió conducir su camión debajo de la ventana y trepar por encima para alcanzarlos, pero ninguno de los camiones de George funcionaría, aunque ambos estaban en buen estado de funcionamiento el día anterior.
Una de las niñas, Marion, corrió a la casa de un vecino para llamar al departamento de bomberos, pero no logró establecer comunicación alguna con ningún operador. Alguien en una taberna cercana, al ver el incendio, también llamó al departamento de bomberos, pero nuevamente no había ningún operador para hacer la llamada.
Para entonces, los miembros de la familia sobrevivientes solo podían ver cómo su casa, y los cinco niños pequeños, se incendiaban. Cuando los bomberos voluntarios llegaron a la mañana siguiente (la mayoría estaban en el extranjero sirviendo en la guerra), la familia asumió que habían perecido dentro.
Cuatro días después del incendio, George arrasó la casa con la intención de hacer un jardín conmemorativo para sus hijos, mientras que para cada uno se emitieron certificados de defunción.
Pero no pasó mucho tiempo antes de que la familia comenzara a cuestionar lo que realmente sucedió.
Primero, las luces navideñas permanecieron encendidas durante la parte inicial del incendio, lo cual no habría ocurrido si se tratara de un incendio eléctrico causado por un “cableado defectuoso”, según concluyeron los investigadores.
También encontraron la escalera faltante, que se había movido de un lado de la casa y se había escondido en un terraplén cerca de la casa, se presentó un testigo que afirmaba haber visto a un hombre en la escena del incendio tomando una cuadra y aparejos utilizados para retirar los motores de los automóviles, tal vez la razón por la que los camiones de Georgese negaron a arrancar.
Y un técnico de reparaciones telefónicas les dijo a los Sodder que sus líneas parecían haber sido cortadas, no quemadas, lo que solo podría haber ocurrido en la hora y media entre la medianoche llamada a la casa y el inicio del incendio. Sin embargo, lo más significativo fue cuando Jennie encontró los electrodomésticos de cocina intactos entre los escombros, y se preguntó por qué no se los había quemado como cenizas si los cuerpos de sus hijos.
Luego se contactó con un crematorio que le dijo que un incendio de dos horas a 2,000oF, tanto más caliente como más largo que el incendio de la casa de Sodder, todavía dejaría los huesos humanos intactos. Luego, los padres comenzaron su campaña para descubrir qué había sucedido realmente, y el caso de los hijos de Sodder se convirtió en un misterio permanente que fascinaría a Estados Unidos durante décadas.
Una de las teorías más sólidas, que George y Jennie llegaron a creer, fue que sus hijos habían sido secuestrados por la mafia siciliana, en represalia por las críticas abiertas de los inmigrantes italianos a Mussolini y al gobierno fascista en su país natal.
Dos meses antes del incendio, un vendedor de seguros que viajaba trató de venderle una póliza a George, pero cuando se negó, la respuesta del vendedor le sorprendió: “Su maldita casa se está haciendo humo y sus hijos serán destruidos”.
“Se te pagará por los comentarios sucios que has estado haciendo sobre Mussolini”.
Casi al mismo tiempo, un extraño apareció en la casa preguntándole a George, que era dueño de una compañía de camiones, sobre el trabajo de acarreo.
Caminando hacia la parte de atrás de la casa, señaló dos cajas de fusibles y dijo: “esto va a provocar un incendio algún día”, a pesar de que George acababa de revisar la instalación eléctrica de la compañía eléctrica local que lo declaró seguro.
Apenas unas semanas antes del incendio, algunos de los niños de Sodder habían visto a dos personas en un automóvil observándolos mientras regresaban a casa desde la escuela y se lo contaron a sus padres.
Pero a pesar de las sospechas, la familia nunca recibió ninguna comunicación de la mafia italiana, conocida por utilizar secuestros para obtener dinero de las familias de las víctimas.Cuando George y Jennie pidieron ayuda al FBI pero fueron rechazados, contrataron a un investigador privado llamado C.C. Tinsley, quien descubrió que el vendedor de seguros que había amenazado a George era miembro del jurado del juez de instrucción que había considerado accidental el incendio, lo que se sumó al misterio.
También descubrió que el jefe de bomberos, F.J. Morris, le había confiado a un sacerdote local cómo había descubierto “un corazón” en las cenizas, lo había escondido en una caja de dinamita y lo había enterrado en la escena. Tinsley persuadió a Morris para que lo acompañara a desenterrar la caja, pero se encontró que el “corazón” del interior era hígado de res, que no había sido tocado por el fuego.
Poco después, los Sodder escucharon rumores de que el jefe de bomberos había dicho a otros que había enterrado el hígado de res en los escombros con la esperanza de que la familia llegara a la conclusión de que sus hijos realmente habían muerto allí y habían renunciado a afirmar que habían sido secuestrados.
Pero las audiencias subsiguientes no pudieron encontrar ninguna respuesta, y le dijeron a los Sodder que su búsqueda era “desesperada” y declararon el caso cerrado. Sin desanimarse, erigieron una valla publicitaria en la Ruta 16 cerca de la escena del incendio, ofreciendo una recompensa de $ 10,000 por la información que lleve a la recuperación de sus hijos.
Pero mientras George viajaba por el país para investigar cada pista, siempre regresaba a casa sin ninguna respuesta. Cuando George y Jennie pidieron ayuda al FBI pero fueron rechazados, contrataron a un investigador privado llamado C.C. Tinsley, quien descubrió que el vendedor de seguros que había amenazado a George era miembro del jurado del juez de instrucción que había considerado accidental el incendio, lo que se sumó al misterio.
También descubrió que el jefe de bomberos, F.J. Morris, le había confiado a un sacerdote local cómo había descubierto “un corazón” en las cenizas, lo había escondido en una caja de dinamita y lo había enterrado en la escena. Tinsley persuadió a Morris para que lo acompañara a desenterrar la caja, pero se encontró que el “corazón” del interior era hígado de res, que no había sido tocado por el fuego.
Poco después, los Sodder escucharon rumores de que el jefe de bomberos había dicho a otros que había enterrado el hígado de res en los escombros con la esperanza de que la familia llegara a la conclusión de que sus hijos realmente habían muerto allí y habían renunciado a afirmar que habían sido secuestrados. Pero las audiencias subsiguientes no pudieron encontrar ninguna respuesta, y le dijeron a los Sodder que su búsqueda era “desesperada” y declararon el caso cerrado.
Sin desanimarse, erigieron una valla publicitaria en la Ruta 16 cerca de la escena del incendio, ofreciendo una recompensa de $ 10,000 por la información que lleve a la recuperación de sus hijos.
Pero mientras George viajaba por el país para investigar cada pista, siempre regresaba a casa sin ninguna respuesta.
En 1968, más de 20 años después del incendio, Jennie fue a buscar el correo y encontró un sobre dirigido solo a ella. Sin desanimarse, erigieron una valla publicitaria en la Ruta 16 cerca de la escena del incendio, ofreciendo una recompensa de $ 10,000 por la información que lleve a la recuperación de sus hijos. Pero mientras George viajaba por el país para investigar cada pista, siempre regresaba a casa sin ninguna respuesta.
En 1968, más de 20 años después del incendio, Jennie fue a buscar el correo y encontró un sobre dirigido solo a ella. matasellos en Kentucky y sin dirección de retorno, contenía una foto de un hombre de unos 20 años con características comparables a las de su hijo Louis, que tenía nueve años en el momento del incendio.
Por otro lado, había una nota escrita a mano: “Louis Sodder. Amo a mi hermano Frankie. Ilil Boys. A90132 o 35. “ Una vez más, contrataron a un detective privado, pero él no pudo encontrar el remitente de la carta, y la pareja nunca volvió a saber de él. En una entrevista en 1966, George, ahora de 71 años, dijo: “Se nos está acabando el tiempo”. Pero solo queremos saber. Si murieron en el fuego, queremos estar convencidos. De lo contrario, queremos saber qué les sucedió”.
Murió al año siguiente, todavía esperando un gran avance en el caso.
Jennie vivió el resto de su vida aislada, vestida solo de negro, que había hecho desde el incendio como señal de luto, hasta su propia muerte en 1989. Su búsqueda de respuestas fue asumida por sus hijos adultos, pero todos menos uno de ellos también fallecieron sin encontrar ninguna respuesta.
La última hija Sodder sobreviviente, Sylvia, ahora de 76 años, está tan convencida como lo estaban sus padres de que sus hermanos perdidos no murieron en el incendio.
La última testigo sobreviviente de lo que sucedió en esa fatídica Nochebuena hace 74 años, todavía espera encontrar la verdad antes de que sea demasiado tarde.
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Mas información del caso en: https://shemesras.blogspot.com/2015/02/nunca-es-demasiado-tardesi-la-fortuna.html
