El niño de la caja



En la tarde del 25 de febrero de 1957, el estudiante Frederick Benonis estaba comprobando algunas trampas para animales que había dejado instaladas algunos días antes, cuando descubrió junto a la carretera de Susquehanna en Filadelfia Estados Unidos, una caja de cartón con un contenido espantoso..


Adentro estaba el cadáver de un niño de raza blanca, de entre 4 a 6 años aproximadamente, envuelto en una manta. El cuerpo estaba limpio y seco, y las uñas y el cabello habían sido cortados recientemente, aunque de forma apresurada. Presentaba varias contusiones en todo su cuerpo, especialmente en la cabeza y el rostro. Benonis fue el primero en ser interrogado extensamente por los detectives, pero nada tuvo que ver con el hecho. La caja de cartón correspondía a la envoltura de un cuna de bebé.

Fue enviada al laboratorio del FBI para su análisis, pero no se encontraron huellas dactilares. Había sido vendida por la tienda JC Penney, sin embargo, el almacén solo aceptaba efectivo, así que no había registros del comprador. También se analizó la manta, pero tampoco se encontró pruebas. Muy cerca del pequeño, se halló una gorra azul, una bufanda y una camisa de niño y un par de zapatos negros pequeños; todos estos objetos fueron analizados pero no se encontró nada concluyente. Sus huellas dactilares y del pie fueron tomadas para su posterior comparación con registros de nacimiento de hospitales y otros archivos médicos. Pero a pesar de una búsqueda exhaustiva no se encontraron coincidencias. Era como si el niño jamás hubiera existido. Las autoridades publicaron carteles de búsqueda por toda la nación con la descripción e imagen del chico. La policía llegó al extremo de tomarle fotos al niño vestido con ropas infantiles que distribuyó para ver si alguien lo reconocía. Pero nadie respondió. A través de los años surgieron descabelladas teorías y pistas que se fueron descartando. Actualmente, sus restos reposan con una lápida que dice: "Dedicado al niño desconocido de América" Hasta la fecha, tanto la identidad de “El Niño de la Caja” como la de su asesino siguen siendo un misterio.


La tecnología para identificar el ADN no existía en 1957, pero en 1998, el caso se reactivó. Los restos fueron exhumados con el fin de obtener muestras de tejido para el análisis genético. Por desgracia, los restos estaban demasiado degradados para permitir la extracción de ADN viable.

La policía recibió el informe y abrió una investigación el 26 de febrero de 1957. Se tomaron las huellas dactilares del niño muerto, y al principio la policía se mostró optimista de que pronto sería identificado. Sin embargo, nadie presentó ninguna información útil. 

El caso atrajo la atención masiva de los medios en Filadelfia y el Valle de Delaware. El Philadelphia Inquirer imprimió 400.000 volantes con la imagen del niño, que inundaron el área, y se enviaron también por correo con cada factura del gas en la ciudad de Filadelfia. La escena del crimen fue peinada una y otra vez por 270 reclutas de la academia de policía, quienes descubrieron en la zona una gorra masculina de pana azul, una bufanda de niño y un pañuelo blanco de hombre con la letra "G" bordada en una esquina; pero todas las pistas acabaron llevando a ninguna parte. La policía incluso fue tan lejos como para distribuir una fotografía postmortem del niño completamente vestido y en posición sentada, como puede haber estado en vida, con la esperanza de que alguien pudiera aportar alguna pista. A pesar de la amplia publicidad y el interés esporádico a lo largo de los años, la identidad del niño aún es desconocida. El caso sigue sin resolverse a día de hoy.

El 21 de marzo de 2016, el Centro Nacional de Niños Desaparecidos publicó una reconstrucción facial digital de la víctima y la añadió a su base de datos.

En agosto de 2018, Barbara Rae-Venter, la genealogista genética que ayudó a identificar al Golden State Killer utilizando una técnica de perfilado de ADN, declaró que estaba usando el mismo método para tratar de identificar al niño en la caja.